domingo, 5 de junio de 2011

Roto y Descosido. Los diarios de Descosido

(escrito a Ella, que no está)

24 de Abril. Llueve.



"Porque no quiero que cambies ni un ápice sino que continúes así igual de como eras cuando colisionamos ya hace lustros. Puesto que antes de conocerte y saber tu nombre ya me había rendido a ti y ya sabía al dedal quién serías al llegar. Y no, no me decepcionaste puesto que también me estabas buscando: llegaste durante la tormenta de letras y acentos con tu nuca y una sonrisa que mandaron mis penas a callar, abriendo una ventana a un tiempo en que ni los parches tenían nombre ni mi odio sentido.

Y aprendí contigo que el camino del amor no es otro que el de la propia capitulación, puesto que es en el desierto y no en el paraíso donde nos reconocemos, siendo el amor ese sentimiento que nos descubre en nuestra rendición, mostrándonos lo que no sabíamos ser y escondimos bajo sombrero esquivo. No hay mayor amor que el de aceptarse irrisorio. Si me entrego a ti no pierdo porque no me conquistas sino que derrumbo mis puertas para dejarte entrar victoriosa, dejo demoler mis errores para que los reconstruyamos.

Por eso, no cambies ni un ápice.

Pero también entendí que si un día decides cambiar y ver el mundo te echaré por fin, y tranquila mi amor no te preocupes porqué montaré guardia durante el glaciar. Entonces, y ya sola. bajarás al valle más oscuro y cruzarás los bosques más densos, beberás venenos y cazarás bisontes, subirás las montañas más heladas y bailarás con las estrellas. Y cuando te canses y ya no te quede aliento ni nada por conocer, y decidas por fin girar tu cabeza para descansar, allí estaré yo, detrás de ti, con una flor en mi ojal y una sonrisa por sombrero.

Y es de este modo como ya lo tengo decidido y para siempre: ves por tu camino, que yo haré el tuyo también”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario