lunes, 20 de diciembre de 2010

Descosido. Sus buceos



A veces, por el ejemplo una mañana de Navidad, todo pierde el engranaje falso de la normalidad y el viento se enladrilla y se llena con un tornado de vacías palabras estancadas, o los verdugos de la noche roen los tuétanos del silencio y les da por hablar. Y todo es horrible y huele a azufre hervida, e incluso cambia el humor de cada semilla. Y a Descosido se le revuelven los odios y las hachas, y aunque en todas partes se cuecen balas y sacacorchean estupideces, a él le pesan demasiado los recuerdos, los párpados y los días de cuando Ella. Y no, no le gusta.

Y es en esos días cuando sube 100km a la noche para ir a la playa que él mismo se diseñó con plastidecores en un cartón. Conduce su tanque con un gorro de natación cubriéndole las orejas, hecho que le ayuda a no oír los tifones ni los bazucacos de sandeces . Una vez la playa ve como Descosido se acerca, las primeras olas extenuadas suplican a la orilla que las retenga antes de volver rendidas hacia el mar. Y así todo el tiempo, piensa Descosido. Y pone los pies en las primeras aguas que, acogedoras, rodean sus tobillos con delicadeza. A cada paso Descosido se va quitando la ropa y se desviste de todo, de orejeras y hasta de sí mismo para zambullirse a dentelladas.

Y baja.

Y ve ese fondo donde los corales abandonan su rigidez falsa y se amelaman con el concierto de los caracoles de mar. A baja allí donde a las sirenas sus padres no les dejan ir por cosa del qué habrá y el qué dirán. De vez en cuando se le cruza una sirena que nunca existió puesto que era una ilusión y como todas, auditivas. Pero la sal silenciosa le diluye las marejadas de su cerebro traqueteado y lo ve todo más claro: no es más que un tarado con sombrero de ala interior.

Pero baja.

Y el coral cambia su habitual actitud de comunista resentido y los mejillones le lanzan salvas y espumarajos multisalares que gritan que es Descosido de nuevo y así se siente menos miserable y real. Incluso las autistas de las ostras le observan tras el visillo andaluz y los esqueletos de piratas pirados bailan pautadas polcas por romerías.

Y es allí, en ese profundo mar donde ya no es necesario respirar, digan lo que digan los burócratas de Washington, donde Descosido se olvida de todo, incluso de que no sabe rezar, y danza espirales que hacen callar a tritones y nemos de alquiler. Y di que sí, que les den.

Y baja. Y una vez allí donde la larva de exterilium llora a mares y los zu cristatus se agazapan en bandada en sus bibliotecas, es cuando Descosido dice basta y mira a la cámara y grita, grita como si se hubiera inventado el grito y dijera allí lo dejo, y Poseidón jura y rejura jamás haber escuchado tal cansancio escarchado.Justificar a ambos lados

y cuando termina, después de trienios y cuerdas vocales desgarradas, simplemente se deja ir de nuevo, y su cuerpo sube como el precio de la angostura, y las sirenas tuertas le aúpan como un residuo helado y tierno. Y arriba y arriba, por Ella será, por Ella será. Y cuando llega a la superficie ya ni el sifón de los días pegajosos le atormenta y se deja flotar a la deriva, quien sabe si un día llegará a la isla desierta esa que soñó un día en una barra que bostezaba sus discursos mientras un gorro de natación nadaba a mariposa entre cubitos deshechos.

1 comentario:

  1. Esto es más surrealista que Altazor!! Esto... ¿dónde puedo aprender a bailar polcas por romerías?

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